LA TRANSmutación 🅰🔃🅱 (al)QUÍMICA 👩🏻‍🔬⚗️ POR RESONANCIA 🎛🎚〰〰🔴〰〰🔵〰〰

Tocamos en clave teológica/metafísica este tema en el pasado y de hecho hace poco volvimos a nombrar este artículo del blog ➡ https://recared79.blogspot.com/2024/01/para-transformar-hay-que-resonar.html

En esta ocasión lo que haremos será una lectura o interpretación de esta cuestión pero desde un punto de vista más "científico" o "empírico". Para ello nos fiajeremos en la figura de Walter Russell (1871-1963) quien fue un artista y pensador autodidacta estadounidense que desarrolló una visión muy personal del universo, a medio camino entre ciencia, filosofía y misticismo. No era químico de formación, pero en sus libros, sobre todo The Universal One (1926) y The Secret of Light (1947), propuso ideas sobre la materia y la energía que él llamaba “ciencia de la unidad”. De todo lo interesante que explica Russell en sus libros vamos a centrarnos en su “tabla periódica alternativa". En ella veremos básicamente una serie de espirales y ciclos, y es que Russell sostenía que todos los elementos surgen de un único principio universal de “luz” (✨OR✨) que pulsa en ciclos de compresión y expansión (¿os suena similar al Levógiro🔵/Dextrógiro🔴 del que ya hemos hablado? 🙄😏). En vez de la tabla periódica de Mendeleev, organizada por número atómico, él imaginaba los elementos colocados en una espiral 🌀 (😀👍) que refleja precisamente esos ciclos. Es más, Russell hablaba de "Resonancia y Tono" porque creía que cada elemento corresponde a una especie de “nota” o frecuencia vibratoria en esa espiral cósmica, de manera similar a las notas de una escala musical. Y claro, una vez llegados a este punto incluso se podía epecular sobre una posible TRANSutación, ya que si todo es energía en movimiento, los elementos podían transformarse unos en otros siguiendo esas “octavas” de vibración, algo que la química convencional no respalda como ya podéis imaginar. Claro, fiajos la gran diferencia amigos, la tabla periódica moderna que todos conocemos y vimos en el instituto se basa en el número de protones (número atómico) y en la configuración electrónica, de lo curvo 🌀 pasamos a lo cuadriculado 🤓🔡🔢 (sumisión 😉).

LA TROMPETA 🎺🎶〰〰❇ DEL ARCano XX: El ARCano XX, El Juicio, muestra una trompeta celestial que “despierta a los muertos”. Si lo miramos en clave simbólica creo que hay varios puntos que pueden dialogar con las ideas de Walter Russell: 1) Tenemos una Vibración/Frecuencia/Sonido/Nota que "despierta", es decir, en el TaroT la trompeta representa una llamada, una vibración que hace “resucitar” o TRANSformar la conciencia; Russell, en su concepto de que cada elemento vibra en una “nota” cósmica, se parece a la idea de que todo está sostenido por frecuencias que pueden cambiar estados (mentales y por consecuencia, si hablamos más de lo denso, incluso materiales). /// 2) Hablamos de un Renacimiento y TRANSmutación: Precisamente el ARCano XX simboliza un paso a un nivel nuevo, un renacer después de una etapa de oscuridad; Por su parte Russell nos hablaba de ciclos de compresión🔵/expansión🔴 de la ✨luz✨ donde la materia surge, se transforma y regresa a su origen. Ambos sugieren un movimiento de “muerte y resurrección” en sentido amplio. /// 3) Muy importante aquí el tema de la revelación de una verdad mayor. En el TaroT, el Juicio revela lo que estaba oculto; en Russell, el universo sería una revelación de la ✨luz✨ única que se expresa en Todo. /// ¿Como unir o agrupar ambos planteamientos?🤔 Pues bien, creo que podríamos imaginar el Arcano XX como el momento en que una frecuencia superior hace que la materia (los elementos de Russell) “escuche” y cambie de estado: un llamado a sintonizar con una vibración que permite evolución y consciencia (eso es precisamente lo que expliqué en el artículo de arriba del todo). En definitiva, tanto el Juicio como la “tabla de resonancias” hablan de TRANSformación a través de vibración, uno desde la tradición esotérica del TaroT y otro desde una cosmología mística moderna.

🔷 ¿EL AGUA 💧🌊 COMO SUBSTANCIA CLAVE DE ESTE PROCESO?🤔: En el lenguaje de símbolos el agua suele asociarse a emoción, vida y cambio de estado, y en las ideas de Walter Russell también aparece con un matiz especial. Russell veía, como ya hemos explicado, todo en el universo como ciclos de compresión y expansión de luz. El agua, al poder pasar de hielo a líquido a vapor, le servía de ejemplo visible de esos ciclos de transformación continua. Aunque él no hablaba de memoria del agua como algunas corrientes esotéricas posteriores, sí sugería que el agua refleja la “presión” y la “respiración” de la energía universal: absorbe, transmite y libera movimiento. En sus escritos el agua a menudo representa la frontera entre estados (gas-líquido-sólido), un puente natural para pensar en resonancias que cambian de frecuencia. /// Volvamos ahora el número XX (20) porque en el plano simbólico el icosaedro (de 20 caras) se vincula precisamente en la tradición platónica con el elemento agua 💧🌊. El número 20, que asociamos con el ARCano XX, puede verse como un ciclo completo que vuelve al origen (2 + 0 = 2, el número de la dualidad y la receptividad). En TaroT el agua es el inconsciente, lo que recibe y transmite vibración, lo que “despierta” con el sonido de la trompeta del Juicio. /// Si unimos estas ideas el agua se convierte en metáfora de la materia resonante, flexible, adaptable, capaz de responder a frecuencias (ondas, sonido, ritmo). Es un vehículo de transformación, el “solvente universal” que facilita mezclas y reacciones, lo que en la química real es literalmente cierto. Así, en una lectura inspirada por Russell, el agua podría verse como el “escenario” donde la luz/energía se densifica y se reordena, el medio ideal para que las resonancias produzcan cambio y renovación.

🔷 AGUA 💧🌊 Y RADIÓNICA 🎚🎛 ✨OR✨gónica: Si seguimos la idea de Russell de que “todo es luz (✨OR✨) en movimiento” y que cada elemento sería una “nota” en una gran escala cósmica. La resonancia se imagina como la coincidencia de dos frecuencias: cuando la nota de un sistema externo coincide con la “nota” de un elemento, se abriría la posibilidad de cambio. La vibración adecuada reorganizaría la energía interna del elemento, llevándolo a otra “octava” de la espiral de la materia. Es una metáfora de que la materia no es fija, sino un patrón de energía (en su forma externa) que puede reconfigurarse. Esto nos (re)suena al ver y escuchar los rituales de sonido, meditación con tonos, geometría sagrada, etc... estos representarían el acto de “sintonizar” para provocar una metamorfosis de conciencia, más que una reacción química. Cuando nosotros nos valemos, por citar un ejemplo que conozco de primera mano, de las máquinas de radionica para pulsar el ✨OR✨gón e "imprimirlo" en el agua nos valemos de este mismo principio sumándole también el elemento psicotrónico.

🔷 TENEMOS UN CEREBRO ACUOSO 💧🌊 : El cerebro humano, compuesto en gran medida por agua y suspendido en el líquido cefalorraquídeo, constituye un escenario privilegiado para comprender la transmutación alquímica en términos fisiológicos y simbólicos. El agua cerebral no es un mero soporte pasivo; facilita la conducción iónica, la plasticidad sináptica y el transporte de neurotransmisores. En clave alquímica, representa la materia prima, lo informe y receptivo, capaz de ser moldeado y elevado. Así como los alquimistas trabajaban en recipientes sellados para permitir la transformación sin dispersión, el cerebro está contenido en el cráneo, inmerso en su medio acuoso. Este entorno cerrado favorece la emergencia de procesos internos: memoria, pensamiento y conciencia. La alquimia describía dos principios: el Mercurio (fluidez, transmisión) y el Azufre (fuego, chispa). En el cerebro, se manifiestan en la interacción entre el medio acuoso y la actividad eléctrica. Cuando ambos cooperan en equilibrio surge la posibilidad de transmutar lo bruto en sutil, la emoción en comprensión, la experiencia en sabiduría. Cada estímulo, cada recuerdo y cada sensación entra como “materia cruda”. A través de complejas redes de intercambio químico y eléctrico esa materia se depura, se reorganiza y se proyecta en la autoconciencia. La neurociencia lo llama plasticidad cerebral; la alquimia, Opus MAGnum. El agua cerebral refleja y graba. En sus dinámicas moleculares guarda la huella de nuestras experiencias, funcionando como espejo alquímico. Así, lo que era caos se convierte en forma, y lo que era plomo en conocimiento. En síntesis, el cerebro humano puede interpretarse como un laboratorio vivo de transmutación, donde el agua y la electricidad, resguardadas en el vaso hermético del cráneo, permiten que la materia sensible se refine en ✨luz✨ de conciencia.

En fin amigos, esto ya veis que puede dar y da para mucho. Nada más. Un saludo a todos 🙂