En esta ocasión amigos tomaremos como base para nuestro articulillo lo dicho por el profesor Damián Galerón en su nuevo vídeo (aunque creo que es recuperado del año pasado por algunos detalles que trata) ➡ https://youtu.be/cDSHX8RIJL8 Podríamos decir de entrada que lo expuesto por el historiador santanderino resulta bastante o muy interesante pero, creo que en algunos aspectos, y obedeciendo a su ideario o subjetivismo, pasa por alto, simplifica o directamente omite cosas, de tal forma que si yo tuviera que decir si estoy o no de acuerdo en lo dicho o expuesto en ese vídeo os diría que lo estoy en un 80~85%. ¿Qué es lo que más me chirría? Básicamente lo mismo de siempre en cuanto nos referimos a Galerón; el considerar que la Iglesia Católico (Toda Ella) está podrida hasta el tuétano, que sí, que vale, que puede haber elementos sueltos y revoltosos que sean "fieles al verdadero mensaje de NSJC" pero que en generales Todo esta fatal. De hecho sus tanteos y flirteos con el sedevancantismo ahí están y nadie los negará. Pero claro, más allá de opiniones y de todo lo demás, el tema que plantea don Damián es muy serio o demasiado serio como para dejarlo en lo anecdótico/conspiranoico. Creo que sí, que es justo y necesario hacerse la pregunta: ¿Está o no la Iglesia Católica tomada por la Sinagoga de Satanás? 🤔
Amigos a lo largo de dos mil años, que se dice pronto, la Iglesia Católica ha atravesado momentos de gran esplendor espiritual y también épocas de crisis y confusión muy serias. No es extraño que, ante escándalos o decisiones controvertidas, algunos fieles se pregunten si la Iglesia no habrá sido tomada por el mal. La expresión “Sinagoga de Satanás”, que como ya hemos dicho aparece DOBLEMENTE en el libro del Apocalipsis (Ap 2,9; 3,9), podría ser y para nosotros es, la perfecta candidata que ocuparía es lugar antagónico por antonomasia, la que mejor se adaptaría a la misma definición que hace Galerón al inicio de su vídeo. Aun así, insisto, la inquietud que subyace a la pregunta es real: ¿puede la Iglesia de Cristo corromperse hasta perder su esencia? 🤔 Llegados a este punto creo que hay que tener en cuenta algo fundamental como son las dos dimensiones inseparables, es decir, que para comprender este dilema es necesario reconocer que en la Iglesia conviven dos realidades: 1.) La dimensión visible y humana: La Iglesia es una institución terrena: administra bienes, se relaciona con estados y sistemas políticos, y se inserta en la cultura de cada época. Por eso, inevitablemente, entra en contacto con intereses de poder, dinero y prestigio. Esta dimensión está expuesta a errores de gobierno, abusos, y hasta traiciones internas. La historia muestra ejemplos claros: las luchas por el poder en la Edad Media, los excesos de algunos prelados, o las crisis morales recientes. Esta “cara mundana” puede dar la impresión de que la Iglesia es como cualquier otra organización, vulnerable a las fuerzas del mal. Y sí, lo es, a pesar del amparo de lo divino que no atropella al libre albedrío, guste o no guste. 2.) La dimensión espiritual y divina: Pero claro, la Iglesia, y esto Galerón no lo profundiza u omite directamente, no es solo una sociedad humana; es, según la misma fe católica, el Cuerpo de Cristo y el “sacramento universal de salvación” (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 48). Su misión es anunciar el Evangelio, celebrar los sacramentos y custodiar la fe transmitida por los apóstoles. Esta realidad profunda no depende de la perfección de sus miembros. El Espíritu Santo la sostiene y la guía, incluso cuando los hombres que la representan fallan haciendo, como explicaba en el punto 1, un mal uso de su libre albedrío. /// Sí amigos, podriamos decir que existe una tensión permanente, o casi os diría que más que tensión ya sería una torsión, ya que la convivencia de estas dos dimensiones explica la tirantez constante que los creyentes (somos muchos y muy diferentes) perciben. San Agustín describía a la Iglesia de una forma muy interesante y creo que acertada, como "casta meretrix": santa en su origen divino y, a la vez, pecadora por sus miembros humanos. Esta paradoja no es una falla del proyecto de Cristo, sino parte del misterio de la encarnación: Dios quiso obrar la salvación a través de instrumentos humanos. La propia Escritura amigos anticipa esta realidad. En la parábola del trigo y la cizaña (Mt 13,24-30), Jesús ya advierte que el bien y el mal crecerán juntos hasta el fin de los tiempos. No corresponde a los fieles arrancar la cizaña con impaciencia; el juicio definitivo pertenece solo a Dios. ¿Somos fieles o jueces, que somos? Eso no significa que "a callar y a aguantar todo lo que te echen" como se suele decir, pero es acojonante la cantidad de gente que con 0 formación teológica y con una vida "regulín" (no entremos en detalles 🙄) empiezan a repartir hostias (no consagradas, obviamente) a tutiplen. /// Pero... ¿Y la promesa de Cristo, dónde queda aquí, la borramos del mapa? Frente a las muchas sombras la esperanza se apoya en una promesa firme: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt 16,18). Esta palabra no niega la posibilidad de crisis, claro que no, esto no es el paraíso y trozo le falta, pero garantiza que la Iglesia no será destruida ni perderá su misión esencial. Y creo que la historia confirma esta promesa. Tras persecuciones, cismas, herejías y reformas dolorosas, la Iglesia ha sobrevivido y, con frecuencia, se ha purificado. Cada época de dificultad ha sido ocasión para que la gracia de Dios actúe con nueva fuerza, aquí creo que se podría entender lo de "Dios permite el mal para obtener un bien mejor". /// A ver, ya somos todos mayorcitos, al menos físicamente, pienso que la actitud del creyente, lejos de comerse el tarro y hacer caso a los apocalípticos de turno y ante la percepción de corrupción o mundanidad, que nadie nega, está llamado a una triple respuesta: 1.) Fe, confiando en que Cristo es la cabeza de su Iglesia, incluso cuando los pastores humanos fallan. 2.) Esperanza, porque las pruebas no son signo de derrota, sino de purificación: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rm 5,20). y 3.) La más difícil por algunos movidos por el ego, la ignorancia o ambas; Fidelidad, permaneciendo firmes en la tradición apostólica, en la oración, en la Eucaristía y en las obras de caridad, que son el verdadero corazón de la Iglesia. No hay más amigos. La teoría fijaos si es fácil. /// Conclusión o resumen: Hablar de que la Iglesia está tomada por la Sinagoga de Satanás (o algo similar) puede expresar un temor comprensible, pero no hace justicia al misterio de la Iglesia. Es cierto que hay una parte “pervertible” sujeta a intereses temporales y que dependiendo del momento ésta llega a ser demasiado grande o casi intolerable, pero también es verdad que el Espíritu Santo sigue actuando, renovando a los santos, inspirando conversiones y manteniendo viva la fe. Por eso, el fiel no debe ceder ni al escándalo ni al cinismo. Reconocer los pecados y exigir conversión es necesario, pero siempre con la certeza de que Cristo guía su barca en medio de las tormentas. La Iglesia es santa porque su Señor es santo, aunque esté compuesta por pecadores en camino. En palabras de santa Catalina de Siena: “Sé quien Dios quiere que seas, y encenderás fuego en el mundo”. La victoria definitiva no pertenece a la corrupción ni al mal, sino a Cristo. Y a esa esperanza estamos llamados a mantenernos firmes, con los ojos puestos en el Evangelio y en la promesa que nunca falla. Eso es ser católico. No hay más. Saludos amigos 🙂
Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos
Gracias. Saludos 🙂
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